18 jul 2010

Arrodillado

Son 5 para las 6:00 y aunque su rostro está empapado no tiene un motivo para levantarse.

Son 5 para las 6:00 y empieza la noche preguntándole, si es suficiente regalar su vida a una cotidianidad imperiosa.

Solo faltan 5 minutos para que la noche empiece y ya dio su alma al seguro social, para alcanzar un día a cobrar sus sueños, las ha servido en una bandeja de concreto y su voluntad es tan poco reconocible en estos momentos que podría ser presa de cualquier publicidad para adquirir tónicos para la calvicie.

No consigue reconocer sus manos, la pregunta es una constante simplificada al vacio. ¿Tan poco costaron tus sueños?, ¿Es suficiente con haber muerto y continuar retozando del pasado?.

Alguna vez, consiguió libertad pero como todos la perdió en un lunes, entre un par de sonrisas y muchísimas otras razones de “peso” para el admirable hombre común de nuestra edad obscura; ahora tiene una pesadilla y se abraza de sus recuerdos para dormir.

Son 5 para las 6:00 se retrasa, está tarde, está empapado y con un pendiente único; el final de su historia y las últimas palabras que quiere dejarle a su único amor, en su única vida y en el único momento que podrá ser libre.

Son las 6:00, escucha los murmullos de ajenos y vuelve a casa.

Son las 8:00 del día siguiente, renovado y con un tónico para el cabello, ahora la calvicie es un problema de todos; se alimentó de televisiones y personas, olvidó su hambre de libertad y se convirtió en máquina.

El tiempo, no perdona el fracaso y estás hecho para ser carne de cañon.

5 comentarios:

Ironia Delirium dijo...

No me gusta que seas pesimista.
Brrrrrrrrrrr.... a darle con todo si?

Besos!

Unknown dijo...

Gracias por comentar Ironia Delirium, sabes que fue más un re-encuentro con la cotidianidad absurda.

Nunca bajones, solo decadencias atemporales.

Sharvelt dijo...

un texto que denota un cansancio al que todos nos hemos enfrentado en diversos momentos, del que por lo general salimos con la misma facilidad que entramos a él, para luego volver a caer. Un constante ir y venir, pero qué se le va a hacer, así toca.
Gran trabajo,

saludos

Javier Mardel dijo...

Me gustó. Mucho, a pesar de que la redacción esté un poco incómoda.

Señal de humo.

Simón Domínguez dijo...

¡buen texto! ¿a la final siempre la monotonia esta a cinco minutos de algo no?

aiya!

att: el mensajero del viento