4 sept 2013

Levantarse las mañanas con la única intención de escucharte, de soscabar pesadillas y convertir un simple desayuno en una alegoría política para distraer la mente. Se ha perdido todo, todo aquello que llevaba tu nombre y la firme intención de hacerlo realidad. Se perdió hasta el último adiós; hasta la última mirada en ese café que tantas veces nos vió tomados de la mano; como si en realidad jamás iba a suceder algo que pudiera separarnos; se nos acabaron las horas, los sueños y hasta el deseo bajo las sábanas. Se nos terminaron las lágrimas y la puesta al viento de nuevos aires de libertad.

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